Antífona de entrada cf. 4 esd 2, 35
La luz eterna brillará para tus santos, Señor, y ellos
vivirán para siempre. Aleluya.
Oración colecta
Dios nuestro, por defender tu honor, el obispo san
Estanislao cayó bajo la espada de sus perseguidores;
te pedimos, por su intercesión, la gracia de perseverar
hasta la muerte, firmes en la fe. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
nidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Lectura Hech 6, 8-15
Lectura de los Hechos de los Apóstoles.
Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios
y signos en el pueblo. Algunos miembros de la sinagoga
llamada “de los Libertos”, como también otros, originarios
de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de la provincia de Asia,
se presentaron para discutir con él. Pero como no encontraban
argumentos, frente a la sabiduría y al espíritu que se manifestaba
en su palabra, sobornaron a unos hombres para que dijeran
que le habían oído blasfemar contra Moisés y contra Dios.
Así consiguieron excitar al pueblo, a los ancianos y a los
scribas, y llegando de improviso, lo arrestaron y lo llevaron
ante el Sanedrín. Entonces presentaron falsos testigos, que
declararon: “Este hombre no hace otra cosa que hablar contra
este Lugar santo y contra la Ley. Nosotros le hemos oído decir
que Jesús de Nazaret destruirá este Lugar y cambiará las
costumbres que nos ha transmitido Moisés”. En ese momento,
los que estaban sentados en el Sanedrín tenían los ojos
clavados en él y vieron que el rostro de Esteban parecía el de un ángel.
Palabra de Dios.
Comentario
Quienes se oponen a la Buena Noticia, usan cualquier recurso
para impedir que esta llegue al pueblo. Este pasaje nos habla
de soborno y mentiras usados para poner al pueblo (hoy diríamos
“a la opinión pública”) en contra de Esteban. Él, como testigo fiel,
se mantiene en la verdad.
Sal 118, 23-24. 26-27. 29-30
R. ¡Feliz el que sigue la ley del Señor!
Aunque los poderosos se confabulen contra mí, yo meditaré
tus preceptos. Porque tus prescripciones son todo mi deleite,
y tus preceptos, mis consejeros. R.
Te expuse mi conducta y tú me escuchaste: Enséñame tus
preceptos. Instrúyeme en el camino de tus leyes, y yo meditaré
tus maravillas. R.
Apártame del camino de la mentira, y dame la gracia de conocer
tu ley. Elegí el camino de la verdad, puse tus decretos delante de mí. R.
Aleluya Mt 4, 4b
Aleluya. El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra
que sale de la boca de Dios. Aleluya.
Evangelio Jn 6, 22-29
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Después que Jesús alimentó a unos cinco mil hombres,
us discípulos lo vieron caminando sobre el agua. Al día
siguiente, la multitud que se había quedado en la otra
orilla vio que Jesús no había subido con sus discípulos
en la única barca que había allí, sino que ellos habían
partido solos. Mientras tanto, unas barcas de Tiberíades
atracaron cerca del lugar donde habían comido el pan,
después que el Señor pronunció la acción de gracias.
Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus
discípulos no estaban en el lugar donde el Señor había
multiplicado los panes, subieron a las barcas y fueron
a Cafarnaúm en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra
orilla, le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo llegaste?”. Jesús
les respondió: “Les aseguro que ustedes me buscan, no
porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta
saciarse. Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por
el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo
del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con
su sello”. Ellos le preguntaron: “¿Qué debemos hacer para
realizar las obras de Dios?”. Jesús les respondió: “La obra
de Dios es que ustedes crean en Aquél que él ha enviado”.
Palabra del Señor.
Comentario
Ciertamente, trabajamos por el alimento perecedero y nos
procuramos así el pan de cada día. Acaso ¿querría Jesús
que no nos ocupáramos de esto?... Más bien, él nos
reviene para que no perdamos de vista el plano sobrenatural
de nuestra vida. Hay muchas personas que están bien
alimentadas físicamente, con alimentos sustanciosos, pero
son raquíticos de espíritu. Procuremos el buen alimento con
los sacramentos, la oración y la lectura asidua de la Palabra.
Oración sobre las ofrendas
En esta conmemoración del mártir san Estanislao, recibe,
Señor, el sacrificio de reconciliación y alabanza, que te
ofrecemos para que nos obtenga el perdón y nos ayude a
vivir en continua acción de gracias. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Jn 12, 24
Si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. Aleluya.
O bien: Sal 115, 15
Es valiosa a los ojos del Señor la muerte de sus santos. Aleluya.
Oración después de la comunión
Padre y Señor nuestro, en esta celebración hemos recibido con alegría tus dones celestiales; te pedimos que, cuantos anunciamos la muerte de tu Hijo en el divino banquete, merezcamos participar, junto con los santos mártires, de su resurrección y de su gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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