A partir de las seis ,entrada la noche
era saco de miedos hora tras hora,
escondida bajo cobijas... temblaba
Pues Dios estaba lejos y me ignoraba.
La luz moría,tinieblas me asustaban
en las sombras,los muebles desaparecían
mis padres,ordenaban decir mis plegarias
el fuerte compás cardíaco, musarañas
Y entonces yo rezaba,el Padre nuestro
las aves marías,a mi ángel de la guarda
en eternidad del tiempo,sola me hallaba.
Por fin un rayo de luz de madrugada
entonces me acurrucaba bajo sus alas
volvía la esperanza, a creer y soñar
cubierta de caricias de mi Padre amado.
ADELA MENDO
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